miércoles, abril 17, 2024
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Adiós querido Papá, perdóname; ya sufrí demasiado

Realmente lo siento mucho querido papá, creo que esta es la última vez que me podré dirigir a ti. En serio lo siento mucho por todo. Es ahora de que sepas las verdad.

Voy a ser claro y conciso: “La droga me mató papa”. Conocí a mis asesinos a eso de los quince o dieciséis años. Es horrible, ¿Verdad? ¿Sabes cómo fue? Un hombre muy bien vestido y que hablaba muy bien, me presento a mi futuro asesino: La droga.

Al principio intente rechazarla papa, te lo prometo, pero este hombre se metió con mi dignidad y me hizo creer que si no la probaba era porque no sería lo suficientemente hombre. No es necesario que te cuente más, ¿verdad?

Adiós querido Papá, perdóname; ya sufrí demasiado

Ingrese en el mundo de las drogas. No hacía nada sin que la drogas no estuvieran presentes de alguna manera. Yo sentía que las demás personas y la droga eran mis amigos y sonreían y sonreían.

¿Sabes papá? Cuando uno comienza en este mundo encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a Dios lo encontraba ridículo. Hoy, en el hospital, reconozco que Dios es lo más importante del mundo y sé que sin su ayuda no te estaría escribiendo esta carta.

Papá, no vas a creerlo, pero la vida de un drogadicto es terrible, uno se siente desgarrado por dentro. Ser drogadicto es terrible y todos los jóvenes deberían saberlo para no entrar en eso.

Yo no puedo dar tres pasos sin cansarme. Los médicos dicen que me voy a curar; pero yo veo que cuando salen del cuarto mueven la cabeza.

Papá, sólo tengo diecinueve años y ya sé que no tengo oportunidad de vivir por culpa de la droga. Yo sé que es muy tarde para mí, pero tengo un último encargo para hacerte: Habla con todos los jóvenes que conoces y muéstrales esta carta.

Diles que en cada puerta de los colegios y en cualquier aula, en cada facultad, en cada negocio o en cualquier lugar, puede haber siempre un hombre elegante que puede mostrarles a su futuro asesino, el que destruirá sus vidas.

Por favor haz eso, papá, antes de que sea demasiado tarde para ellos también.

Perdóname, papá; ya sufrí demasiado. Perdóname por hacerte sufrir también con mis locuras.

Adiós, querido papá.

Reflexión:

El chico este murió a los pocos días de escribir esta carta sobre el abuso de las drogas. Sobran las palabras, espero que este escrito ayude a la juventud a no caer en la tentación de consumir estupefacientes, alucinógenos, drogas o como prefieran llamarlo.

Si conoces alguna persona toxicómana probablemente necesite de tu ayuda.

 

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