Mis frases para ti

Frases de felicidad, amor, amistad y superación personal
Menu
  • Inicio
  • Frases de vida
  • Frases cristianas
  • Frases de superación
  • Frases de amistad
  • Frases positivas
Home
Reflexiones de la mujer
El sufrimiento de una madre

El sufrimiento de una madre

Frases
  • Facebook
  • Twitter
  • Pinterest
  • WhatsApp
  • Messenger

El sufrimiento de una madre

Estaba sola, a sus tiernos 17 años ya sufría la traición y el abandono, era madre de un niño pequeño y llevaba otra criatura en su vientre. Cuando perdió a su madre, ella no sabía oficio alguno, y ¿Quién la iba a emplear con un niño pequeño y otro en el vientre?

Qué difícil es conseguir el pan cuando se es joven y se está desamparada. Su niño le pedía comida y ella se desgarraba en su dolor.

Aquella tarde, con su gran barriga, fue a la iglesia; la enorme panza la dificultó arrodillarse, pero lloró con profunda tristeza, luego fijó su mirada en el Cristo crucificado y le dijo (pensando en el hambre de su niño, y en su propia hambre):

– Señor, es realmente doloroso amar a mis hijos y sufrir por el hambre y el frío, no tenemos ni un techo seguro, ni una mano amiga, menos aún posibilidades para un empleo digno. Te doy gracias por la vida que nos das, y te suplico que me des las fuerzas suficientes para salir adelante y dar la bienvenida a este nuevo bebé que está por venir. Y por favor, te pido que nazca bien…

Después de un momento de silencio, se levantó tomando de la mano a su pequeño hijo, fortalecida interiormente, decidida a seguir luchando por ellos.

Fueron tiempos difíciles, hubo días que no tuvo qué hacer, otros en cambio lavaba ropa ajena, limpiaba alguna casa, o hasta los vidrios de los carros, cualquier cosa… Cuando su niña nació, no tenía nada, fue echada del lugar en donde se alojaba, por falta de pago, y así, sin posibilidades de elección, se perdió…

Una esquina oscura fue el testigo fiel de una nueva mujer que se dedicaría al más antiguo de los oficios… Por amor a sus hijos. Al principio fue difícil, pero sus niños necesitaban muchas cosas. Y así, sin lujos, pero con mucho amor, les dio siempre lo necesario, aún a costa de su propio sacrificio.

Los años pasaron y cuando sus hijos crecieron, ella, orgullosa de verlos ya casi convertidos en profesionistas, pensó que se acercaba el tiempo de descansar. Aún era joven, pero la vida que llevaba la había envejecido, y estaba enferma de tanto sufrir. Sería justo un cambio, sus hijos lo entenderían…

El sufrimiento de una madre

Eso pensaba ella, no sabiendo que una mala lengua, de ésas que no sienten vergüenza de clavar en los demás el dolor de sus puñales malintencionados, muy a su manera, le contó a la joven el pasado de su madre.

Esa noche, cuando en medio de sus pensamientos, volvía cansada a casa y las gruesas gotas de la tormenta caían en los techos de las casitas del barrio, la primera mirada que encontró al entrar fue la de su hija, quien al verla le dijo:

– ¡Vete, no quiero verte! ¡Hoy supe que eres una prostituta; vete porque no eres digna del amor de tus hijos! ¡Me das asco!

Ella no supo qué responder, sabía que un día lo sabrían, siempre lo temió y siempre pensó que la reacción de ellos no seria agradable. Pero darles asco, eso no, esa palabra fue un puñal que se clavó en su alma, y corrió, corrió bajo la lluvia que parecía compartir con ella su dolor, derramando en su rostro un copioso llanto.

Cuando empezó a amanecer, ella lloraba aún sentada en un canal, varias cuadras lejos de su casa. De pronto, una cálida sabana cubrió su espalda y al volver, vio al mayor de sus hijos:

– Madre, toda la noche te he buscado; ven volvamos a casa.

– No -le dijo-, tu hermana me desprecia, no sé si tú ya lo sepas…

– ¿Saber qué? Yo sólo sé que te quiero, que eres mi madre. Nada que venga de ti me avergüenza. Tú no eres más que una mujer valiente que se enfrentó a la vida como pudo para dar de comer a sus hijos.

Esa mañana los hermanos pelearon como nunca, ante la angustiada mirada de su madre:

– ¡Que se vaya! ¿No ves que es una cualquiera?, ¿No te da pena su oficio? A mí me da vergüenza que mis amigos sepan lo que ella es, y ya poco me falta para ser una profesionista, no soportaría sus señalamientos…

– Pues vete con tus amigos, que yo me quedaré con ella. Yo no me he olvidado de las veces que se sacó el pan de la boca para dárnoslo, y de las noches que veló junto a nuestra cama cuando estábamos enfermos.

Tú y yo no tuvimos padre porque nos abandonó, pero en cambio tuvimos una madre que todo nos lo dio, ¿o es que alguna vez te faltó algo? Yo sólo sé que lo que soy se lo debo a ella. Si tú la desprecias, vete tú, que yo la amaré por los dos.

Y así fue. Los días y las noches pasaron, y aquella muchacha que con ímpetu de conquistador salió de su casa, segura de sí misma, nunca se graduó, pero en cambio encontró el amor…

El amor traidor de un hombre que después de burlarse de ella aprovechándose de su inexperiencia, la abandonó; -como un día otro cobarde abandonara a su madre-, dejándola con un hijo en el vientre, sola como aquella a la que tan duramente había condenado, con hambre también, y en peor estado, el remordimiento de la crueldad con que había tratado a su madre, vivía atormentada, había envejecido rápidamente.

Por hambre y por remordimiento, volvió al hogar… Entró a la casa (de la que aún conservaba las llaves); su hermano, la miró fijamente, pero no había en su mirada reproches, sino amor.

– Vengo -le dijo- a pedirles perdón a ti y a mi madre. A quien tanto hice sufrir.

El hermano bajó la mirada un momento, y luego le dijo:

– Sígueme.

La joven lo siguió varias calles hasta llegar hasta un cementerio y allí, entre las primeras tumbas de la entrada, blanca se erguía la tumba de su madre.

-¡Nooo! gritó espantosamente, porque se le desgarró el alma, y llorando se tiró sobre la tumba, la besó y arañando el cementerio pedía perdón. ¿Por qué?, se preguntaba, ¿Por qué no pude ver a mi madrecita por última vez?, ¿Por qué no pude pedirle perdón de rodillas, besar su frente, velar su cuerpo? ¿Por qué te fuiste madrecita sin que yo te diera mi último adiós?

Allí, postrada sobre la tumba de su madre lloró el llanto más amargo de su vida. El hermano, que a pesar del dolor conservaba la calma, le dijo:

– ¿Sabes? Hasta en el último momento te llamó. Aquella noche de lluvia le hizo daño, le dio neumonía. Pero no llores, ella nos ha perdonado a los dos, yo también fui culpable por no perdonarte, no te busqué aunque ella me lo suplicó muchas veces. Y la deje consumirse de tristeza, extrañándote, llamándote…

Pero aún en su lecho de muerte, ella te bendijo y me pidió que si volvías te recibiera con los brazos abiertos, como ella lo hubiera hecho, y que de ahí en adelante fuéramos unidos y nos amáramos como siempre nos enseñó.

Ese día inicia hoy, hermanita, volvamos… Los hermanos se retiraron lentamente y no pudieron escuchar que en la brisa suave que acariciaba sus frentes, su madre los bendijo por enésima vez.

«La madre no es buena ni mala: es madre. No nos toca a nosotros, como hijos, juzgar sus actos, porque es la propia vida la que con profundas heridas nos cobra el dolor que le hayamos causado.

Si aún conservas a tu madre, venérala como un ángel, y si ella te lastima, perdónala, pero jamás la señales, jamás la ofendas, jamás la desprecies ni te avergüences de ella, porque el llanto de remordimiento que has de llorar, es el llanto más amargo de tu vida!!

Reflexiones de la mujer:

  • La mujer
  • Alma de mujer
  • Una mujer madura
  • Cuando me amé de verdad
  • Mientras estés viva, siéntete viva
  • Las mujeres inteligentes saben que…
czxc<xzc<xzcz
  • Facebook
  • Twitter
  • Pinterest
  • WhatsApp
  • Messenger
Prev Article
Next Article

Related Articles

Facebook Twitter Pinterest WhatsApp MessengerSoy una mujer fuerte, pero en …

Soy una mujer fuerte, pero en ocasiones también necesito de alguien

Facebook Twitter Pinterest WhatsApp MessengerLágrimas de mujer, ¿porqué lloras mamá? …

Lágrimas de mujer

Facebook Twitter Pinterest WhatsApp MessengerLas mujeres inteligentes saben que: Si …

Las mujeres inteligentes saben que…

Facebook Twitter Pinterest WhatsApp MessengerQue pasa Mami? No pasa nada …

Abrázame, hijo mío.

Facebook Twitter Pinterest WhatsApp MessengerEl amor de mi vida siempre …

El amor de mi vida siempre SERÉ YO

Facebook Twitter Pinterest WhatsApp MessengerNo permito que otro dirija mi …

No permito que otro dirija mi vida

Leave a Reply

Cancelar la respuesta

Mis frases para ti

Frases de felicidad, amor, amistad y superación personal
  • Política de Cookies
  • Política de privacidad

Categorías

Copyright © 2023 Mis frases para ti

Ad Blocker Detected

Our website is made possible by displaying online advertisements to our visitors. Please consider supporting us by disabling your ad blocker.

Refresh
Usamos cookies propias y de terceros para ofrecer nuestros servicios, estadísticas y publicidad. Aceptas su instalación y uso.Accept Política de Cookies
Privacy & Cookies Policy

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR